Luis Angel Cofiño

Opinión - Cine

Sección Tres





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Índices




  1. 17/11/2008: Red de mentiras (ML)
  2. 12/10/2008: Quemar después de leer (ML)
  3. 02/10/2008: Passengers (ML)
  4. 27/09/2008: Babylon A.D. (L)
  5. 10/09/2008: El tren de las 3:10 (ML)

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Red de mentiras (ML)

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(Elegida de mutuo acuerdo)

Bueno, pues hace más de un mes que no vamos al cine. Pero es que ¡Jesús cómo está el cine!. En fin, que ésta es la primera pinícula que nos ha apetecido desde Quemar después de leer.

Y desde luego ha sido una buena elección.

Leonardo di Caprio hace de Roger Ferris, un agente de campo de la CIA, inteligente y comprometido, que conoce perfectamente el mundo árabe e incluso confraterniza en exceso con él (para desesperación de sus jefes). No es un analista ni un chupatintas de la compañía, sino un verdadero hombre sobre el terreno, que actúa a veces negociando, a veces infiltrándose en el submundo (hasta donde un rostro americano puede infitrarse, claro, que los musulmanes tampoco son idiotas). Buen papel para di Caprio, y buena representación por su parte. Siempre me ha gustado cómo actua este hombre, especialmente ahora que se ha alejado ya bastante de los papeles de galán guaperas que hacía en sus inicios.

Russell Crowe interpreta a Ed. Hoffman, el jefe directo de Roger Ferris. Éste sí es un chupatintas de despacho que manda a través de teléfono y satélite, pisando lo menos posible el terreno. En otras palabras, es la antítesis completa de Ferris. Un papel interesante porque Hoffman, además de manipulador compulsivo, tiene cierta coñita irónica que le hacen un personaje atractivo. Con todo, Crowe nunca me ha convencido del todo en ninguno de sus papeles. Porque no hay ninguno que se pueda decir que ha ejecutado de forma redonda (quizás un poco en "Una mente maravillosa" y pare usted de contar), principalmente porque tiene un número limitado de expresiones disponibles y uno no puede sacarle mucho de ahí. En esta película, hace su trabajo y convence. Sin entusiasmos, pero convence, que en su caso ya es mucho.

El actor británico Mark Strong interpreta a Hani, el jefazo supremo de la inteligencia jordana. Hani (y Jordania, en general) es aliado de los americanos en su lucha contra las células islámicas terroristas, pero no entiende ni le gusta la CIA. Y desde luego, a la CIA tampoco le gusta Hani. Simplemente se soportan y colaboran hasta donde pueden, lo que muchas veces es decir bien poco. Se necesitaba un hombre con mucha presencia y elegancia para este papel, y sin duda lo han conseguido. Strong es sencillamente perfecto y convence (y entusiasma) al espectador con un trabajo impecable. Si peca de algo, es quizás de excesiva perfección, porque no me suele gustar la perfección absoluta. Pero es que soy un poco puñetitas con eso, lo reconozco.

La actriz iraní Golshifteh Farahani interpreta a Aisha, una enfermera de un centro de salud jordano que atiende las heridas de Ferris durante una de sus reyertas. Interesante historia la de Ferris y Aisha, especialmente porque contra lo que es habitual en Hollywoood, no se trata de una historia de amor llevada por el camino habitual. No se oculta la mutua atracción entre ambos, pero tampoco el choque cultural ni los problemas de tal relación. Muy bien resuelto en el guión, y muy bien interpretado por Golshifteh Farahani (vaya nombrecito), que ejecuta un trabajo contenido y cargado de lecturas entre líneas con la única ayuda de sus gestos y expresiones. Espero verla en más películas, aunque es una actriz cuyo físico no permite mucho juego en el cine norteamericano.

Oscar Isaac como Bassam, Simon McBurney como Garland (un friki informático al que uno coge cariño facilmente), Alon Aloutboul como Al-Saleem, y algunos otros, completan un reparto en el que los secundarios hacen su trabajo sin desentonar ni chirriar en ningún momento.

La fotografía, aceptable. Aunque no los efectos especiales, alguno de los cuales, especialmente algunas explosiones, daban demasiado la nota y se hacía evidente el truco de ordenador sobre imagen real. Cosas como esa te sacan un poquito de la película, pero se tragan con agrado por el buen hacer de los actores y de los guionista.

Los guionistas, por una vez, merecen una mención aparte. Porque en esta película William Monahan y Steve Zaillian logran hasta emocionarme por lo atípico. Y es que uno, acostumbrado a todas las películas americanas que hablan de terrorismo, se sorprende de ver una en la que saltan a la vista cosas bastante curiosas en el cine yanqui. Por ejemplo, que los terroristas malos malosos, resulta que son gente culta y con estudios, gente inteligente que no parecen monstruos. Aunque lo sean, que lo son, pero está bien que nos recuerden que también son gente. O por ejemplo, que uno vea a la CIA como realmente es: torpe como elefante en cacharrería, armada hasta los dientes de montones de gadgets electrónicos, pero incapaces de saber qué coño está pasando delante de sus narices. De hecho, Ferris (Di Caprio) que al menos tiene dos dedos de frente y se ha molestado en estudiar (y apreciar) las costumbres y la lengua de la gente que está espiando, se queda corto, muy corto para entender un pito de lo que hay. O que los únicos que parecen darse cuenta de cómo anda el patio son precisamente todos los agentes y jerifaltes de la inteligencia jordana, representados aquí no como un puñado de moros con muy mala hostia y pocos recursos, sino como verdaderos agentes disciplinados y sofisticados que usan lo que tienen con acierto y eficiencia.

Película, en suma, interesante y entretenida. Mucho más que digna. Si te gusta el cine de espionaje (más allá de James Bond, claro), no dudes en verla porque creo que no te arrepentirás. Pongamos cuatro estrellas. O más.

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Quemar después de leer (ML)

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(Elegida de mutuo acuerdo)

Interesante película de los hermanos Coen. Desde luego, no estamos ante una obra maestra, eso también hay que decirlo, pero tal y como anda el cine últimamente resulta refrescante poder echarse a la cara una película que al menos es un guión original (no un remake), y te hace pasar un rato bastante entretenido.

La historia comienza cuando Ozzie, un agente de la CIA de segunda fila que trabaja como analista de datos, es apartado de su puesto de trabajo debido a su evidente afición a la bebida (y quizás también a su lengua afilada, que no le hecho tener demasiados amigos en la compañía). Ozzie, cabreado, se despide y se va, decidido a no dejarse pisar. Y de paso, se propone también escribir sus memorias, con la extraña idea de que van a suponer una especie de revolución literaria que provoque una convulsión de ámbito mundial, más o menos. Su mujer, sin embargo, es más realista y hace tiempo que está hasta la coronilla de su marido, así que se la pega sin ningún tipo de escrúpulos, e incluso se está planteando seriamente la posibilidad de dejarle por su amante. En el entretanto, un disco con documentos confidenciales y parte de las memorias que está escribiendo Ozzie, acaba llegando a manos de dos empleados de un gimnasio, que al descubrir que se trata de secretos de estado, rápidamente empiezan a pensar en la posibilidad de una recompensa por la información. Es una historia de enredo, plagada de gente gris, con pocas luces y pocas perspectivas de futuro, que se ven atrapados en circunstancias que les sobrepasan ampliamente. Y con esto me refiero a todos los protagonistas, desde el primero al último, incluidos los propios jefazos de la CIA que también parecen claramente desbordados por las circunstancias.

John Malkovich, haciendo el papel de Ozzie, está sencillamente espectacular. Es un papel complejo porque el propio personaje lo es, así que la elección de Malkovich es muy apropiada, y desde luego el papel lo borda cada minuto que aparece en pantalla. A simple vista, uno diría que Ozzie es un analista competente que ha sido injustamente despedido, pero bastan un par de miradas más para darse cuenta de que es solo un pobre desgraciado que ve como su vida se desmorona, asi que reacciona de la única forma que sabe: bebiendo y encabronándose. Excelente trabajo del actor, con momentos espectaculares, como la propia escena del despido, en los primeros minutos del metraje.

George Clooney, como Harry Pfarrer (¡vaya apellido..!), es un agente federal que parece una persona muy segura de sí misma y con cierto encanto y carisma (vamos, George Clooney), pero que en realidad no es otra cosa que un completo calzonazos que no sabe como mantener el interés de su propia esposa. Y cuando digo calzonazos, digo calzonazos hasta la idiotez. Así que el pobre idiota en cuestión no encuentra otra forma de sobrellevar su propia soledad que saltando de mujer en mujer. Con alguna que otra amante es un poco más estable, como es el caso de la esposa de Ozzie, pero siempre acaba perdiéndole su evidente falta de carácter. Aún así, lo cierto es que el papel que interpreta en esta película es bueno, pero no tanto como el de Malkovich porque, básicamente, lo que vemos es a Clooney poniendo gestitos y cara de tonto (no se si me explico). Pero no está mal: me gusta ver a Clooney haciendo el tonto, así que no me quejo. ;-)

Tilda Swinton, como esposa de Ozzie y amante de Harry, hace de mujer dominante y dura de pelar, un papel que sabe interpretar muy bien (es realmente buena poniendo cara borde, por poner un ejemplo). Pero a poco que uno se pare a pensar, la verdad es que Katie Cox es una mujer casada con un desgraciado, y su propio amante es a su vez otro desgraciado todavía peor, que encima se la está pegando con todo bicho viviente. Entre otras, se la pega con Linda Litzkie, una vulgar empleada de un gimnasio, que seguramente horrorizaría a Katie si la conociera. Tilda Swinton interpreta el papel correctamente y con convicción, con toda la dureza y toda la antipatía que despierta siempre alguien con tanto carácter. El director de casting, además, ha elegido para el trabajo a una actriz con rasgos angulosos y duros, muy apropiados para el personaje (aunque uno nunca se ha fiado del aspecto de la gente a la hora de juzgar la verdadera fortaleza de la gente, pero ese es otro tema que no viene al caso y que ya he mentado suficientemente al hablar de otras películas).

Frances McDormand, como Linda Litzkie, es la empleada de un gimnasio, una mujer que empieza a envejecer y que lo lleva fatal. Es una solterona bastante típica, que ve cómo el arroz se está pasando ante sus ojos. Su sueño es conseguir dinero para diferentes operaciones de cirugía estética, pero en realidad eso solo es un medio, no un fin, porque lo único a lo que ella de verdad aspira es a encontrar un hombre agradable y divertido con el que compartir su vida. Suena bien, pero su desesperación por conseguir el dinero la lleva a estar dispuesta a cometer las mayores barbaridades imaginables. Y es, desde luego, el personaje que acaba liando las cosas y embrollando a unos y otros en una madeja tupida como pocas. Se podría cuestionar muchísimo lo que Linda Litzkie le pide a la vida, pero a su favor hay que decir que, de hecho, éste es en cierto modo el único personaje que de verdad intenta controlar su destino, y para ello miente, conspira y manipula a quien haga falta. Si uno se fija un poquito, la verdad es que todo el guión y todos los personajes se mueven en torno a ella. Además, me encanta Frances McDormand, aunque la he visto en mejores papeles (¿Os acordais de Fargo, el pueblo donde nunca pasaba nada?). Aún así, hace un trabajo a la altura, ligeramente sobreactuado pero no más de lo que exige el propio papel. Bien. Muy bien.

Brad Pitt, como Chad Feldheimer, interpreta a otro empleado del gimnasio. Amigo de Linda (solo amigo sin derecho a roce), también destaca porque es... bueno, porque es tonto del culo. Pero hasta decir basta, vamos. Y se deja liar y manejar porque se le engaña como a un niño. También me gusta cómo actúa Brad Pitt, sí. Parece que al director de casting de esta película, le ha dado por meter a todos mis actores y actrices favoritos, caramba, pero supongo que a los productores les habrá salido por un pico. :-D. Y sí, Brad Pitt haciendo de idiota profundo, lo hace genial.

Y Richard Jenkins, interpretando al jefe de Linda, también consigue una magnífica interpretación. Así, sin darse importancia, en un papel secundario que aparentemente resulta insulso. Porque en ningún momento lo dice, ni siquiera lo insinúa, pero a uno no le cabe ninguna duda (ni la más remota) de que está perdidamente enamorado de Linda. Hasta el tuétano, vamos. Solo que, falto también de carácter, como Harry (Clooney), es completamente incapaz de decirle lo que siente. Uno se pasa gran parte de la película deseando que el hombre se arranque y al menos se lo diga. Y eso que está muy claro también que Linda anda buscando otra cosa y su jefe como que no le pone. Bueno, la verdad es que al final le echa valor y se decide a impresionarla. Eso sí, no os voy a contar por qué, ni cómo, ni cómo acaba la cosa. Para eso tendréis que ver la película. :-)

Y hay otros actores secundarios dignos de mención, como por ejemplo J.K. Simmons y David Rasche como agentes de la CIA y superiores de Ozzie. En general, todo el reparto está repletito de buenos profesionales que han hecho un magnífico trabajo y con una dirección impecable por parte de los hermanos Coen, que les ha permitido sacar lo mejor de sí mismos.

En cuanto al guión, también de los Coen, es al menos original, que en los tiempos que corren no es poco. Nos cuentan una historia de enredo al más puro estilo, pero con algunas sorpresas escondidas que a uno le dejan clavado al asiento, la verdad. Desde luego, en favor del guión se puede decir que esta película es completamente imprevisible, lo que consigue mantener el interés durante todo el metraje. En contra, que como comedia las he visto mucho mejores. Es una película que sin duda te arrancará unas cuantas sonrisas, pero no siempre y no continuamente. Incluso hay algún que otro largo rato en el que no parece pasar nada de interés, pero no tan claro ni tan descarado como para llegar a sacarte de la narración.

Y sí que hay algún que otro fallo de montaje, pequeñas secuencias que no vienen a cuento pero que aparecen ahí cuando probablemente deberían haber sido retiradas de la versión final. Lo mismo: ocurre, pero no de forma tan descarada como para resultar molesto. En general, se mantiene un buen ritmo y una buena narración durante toda la película.

Entretenida y simpática, aunque no sea una gran comedia, sí es lo bastante divertida como para justificar el precio de la entrada. En general, una peli "buena alta", sin llegar a excelente: tres estrellas y media. Y te recomiendo que la veas. :-)

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Passengers (ML)

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(Elegida de mutuo acuerdo)

¡La madre que lo parió!. ¡Hostiassssss, qué mala!. =:-O

La verdad es que no sé ni por donde empezar, porque uno lo que haría es darle de capones a todo Dios y no parar hasta que se rían.

Los protas. Empecemos por los protas.

Anne Hathaway hace de Claire Summers, una psicóloga a la que se le encarga el trabajo de atender a los supervivientes de un accidente aéreo. Enseguida empezará a darse cuenta de que la compañía no está diciendo toda la verdad sobre el accidente, especialmente cuando observa que algunos de sus pacientes empiezan a faltar a las sesiones.

A ver. Anne Hathaway nunca ha sido precisamente de mi agrado. Alabé su elección para Superagente 86, principalmente porque hacía un papel contenido, pero también porque el director de casting había elegido a una fea un poco vistosilla que le venía muy bien al personaje. Pero ninguna de estas dos premisas se dan en la película. En primer lugar, Claire Summers es una mujer complicada y con un par de asuntos privados atormentándola, con el agravante de que es especialmente histérica y redicha, lo que resulta bastante poco conveniente para una psicóloga, la verdad. Y ninguna de estas florituras se le dan bien a la Hathaway, que como actriz es simplona, simplona, y se limita a presentarnos un personaje que resulta bastante cargante durante toda la película. Porque es que uno ya no sabe si es histérica o simplemente idiota, así de claro. Y puede que un poquito de las dos cosas, si me apuran. Mal personaje le han dado, pero es que además lo interpreta fatal, para qué nos vamos a engañar. Y encima nos pretenden hacer creer que es una mujer atractiva (parte importante de la película, porque el galán se nos pirra por ella). Y no. Sencillamente eso tampoco cuela.

Patrick Wilson hace de Eric Clark, uno de los supervivientes del accidente, que se toma el asunto de seguir vivo como una especie de chiste. No acepta las terapias, no asume que es una víctima y simplemente pasa de todo... excepto de la psicóloga a la que quiere ligarse de forma descarada.

A ver otra vez. No sé quién narices le ha dicho a Patrick Wilson que es el nuevo Paul Newman, pero el chaval se lo ha creído a pies juntillas. Solo que hace tantos esfuerzos por potenciar ese parecido, que chirría casi continuamente. ¡Que se tiene ensayada hasta la sonrisa, carajos, que se nota mogollón!. En cuanto al personaje que interpreta se podría resumir en una sola palabra: es un perfecto capullo. Pero un capullo de los que hacen época y resulta cargante también hasta decir basta.

Como buen friki que soy, guardo una especie de rencor ancestral e instintivo contra los capullos de este calibre. Por decirlo de alguna manera, conservo de mis años mozos cierto sentido de la solidaridad con el universo friki, que hace que me hierva la sangre cuando veo a un auténtico imbécil presuntuoso como éste en plena caza. Dependiendo de tu propio grado de frikismo, tú puedes llamarlo "conciencia de clase" o, si quieres, solo "resentimiento", con la excusa de que al final son estos elementos los que se acaban llevando el gato al agua (no creáis que abundan por ahí las santas como mi santa, no). Bien, la verdad es que a mí eso me da igual, porque lo llames como lo llames, la verdadera cuestión es que al personaje de Eric Clark a veces (muchas veces, de hecho) dan ganas de abofetearlo, directamente.

Clea DuVall hace de Shannon, otra de las supervivientes del accidente, que parece enfadada con todo y con todos. Y después de haber visto la película, sigo sin saber por qué. Ciertamente Clea DuVall hace bien de mujer cabreada, e incluso le da un tinte de veracidad cuando intenta hacernos ver que solo está a la defensiva. Pero resulta triste que el papel de un secundario sea infinitamente más convincente que el de los protas, sobre todo porque tampoco es que borde la interpretación. Simplemente brilla por la comparación.

David Morse interpreta a un ejecutivo de la compañía aérea, una persona oscura que parece involucrada hasta el tuétano en el complot de hacer pasar todo lo sucedido por un simple error humano del piloto, cuando hay evidencias que apuntan hacia un fallo mecánico. Bueno, David Morse tiene presencia y carisma, como siempre, pero el papel que le han dado en esta película se limita prácticamente a figurar de fantasmón en todas partes. Una pena.

Y André Braugher hace de jefe de Claire Summers, pero resulta un jefe bastante absurdo, que a veces parece incluso más apalominado que su subalterna. De hecho es todo lo pasivo y atontolinado que te puedas imaginar y más (mientras que Claire es una verdadera histérica, creo que ya lo dije).

En cuanto al resto de los actores, se me han olvidado casi todos, porque prácticamente solo se limitan a figurar en pantalla y poco más. Bueno hay un actor secundario que sí me ha gustado bastante: el perro. Es el único que valía un pito, lo digo en serio.

En cuanto al guión, debo decir que a Ronnie Christensen, el guionista, deberían colgarle del techo (y no por el cuello, precisamente), porque ha conseguido hacer una película aburrida, aburrida hasta... bueno, ha hecho el guión más aburrido que yo recuerde desde... ¡connnnio, no recuerdo ninguno tan aburrido!. Bueno, tenemos a Daredevil (the movie), que fue realmente peor película, pero el guión, lo que se dice el guión, no era tan aburrido como éste. Curiosamente, la media estrella que le doy a la película es gracias al guión, mira tú. Y solo por el final. Porque si llegan a poner otro final, otro cualquiera, ni esa media estrella le casco, por éstas.

La fotografía es anodina y sin ningún interés. Así, sin más. Hicieron lo justito para que se vea y punto. Todo en tonos grises y desleídos que encajan perfectamente con el aburrimiento del guión, aunque imagino que alguien pretenderá hacer pasar esto por un "feature". Pero de excusas está el mundo lleno.

Y el montaje, al servicio del guión en todo momento. Tu ya me entiendes, ¿verdad?. Se puede contar la misma historia de muchas formas, pero han elegido la más torpe y tonta. Porque si lo hacen un poco peor, del puro disparate hasta llegaría a divertir un poco.

En fin, ¿qué más quieres que te diga?. No vayas. Por Dios te lo pido, no vayas a verla. Mira que fuí capaz de ponerle dos estrellas a Babylon A.D., así que calcula... Bueno, yo ya te avisé. ;-)

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Babylon A.D. (L)

**

(Elegida por mi)

A poco que me conozcas, imagino que ya te darás cuenta de que me encantan las películas de Vin Diesel. En fin, ¿qué puedo decir?. Uno tiene sus defectos pero al menos los asume sin tapujos. ;-)

Vin Diesel no es lo que se dice un gran actor, puesto que interpreta siempre el mismo papel, una y otra vez. Podría hacer algo más digno, estoy seguro, porque tiene mucha más capacidad y expresividad que, pongamos, Stallone o Chochenague, pero tal vez es que no quiere. Bien, sí, ya se, la comparación es bastante humillante, pero lo que quiero decir es que Diesel se pone voluntariamente al mismo nivel a pesar de que podría hacerlo mucho mejor.

Y en ese sentido, Babylon A.D. es una película atípica en la filmografía de Vin Diesel. No por él, puesto que hace el mismo papel de siempre, sino por la atmósfera y el montaje. Y es que se trata de una cinta que resulta sorprendentemente lenta y ambigua para lo que Diesel nos tiene acostumbrados. Quizás el motivo es que se trata de una coproducción entre USA y Francia, no lo sé, pero desde luego no es el tipo de película que uno se espera de él, a priori.

Respecto al propio Diesel (haciendo de Toorop), poco más tengo que decir. Hace de mula parda capaz de vender a su madre, pero con un gran corazoncito muy al fondo. Bien, nada nuevo. Si te gusta Diesel, le verás haciendo lo que mejor sabe hacer y punto, solo que en un papel bastante más corto y soso que de costubre.

La malaya Michelle Yeoh, haciendo de la hermana Rebeka, en cambio, es otra cosa. Ya lo dije cuando comenté "La Momia: La tumba del Emperador Dragón", y aprovecho la ocasión para decirlo una vez más: me encanta esta actriz. No solo se trata de una mujer de gran belleza, sino que suele hacer excelentes interpretaciones. En esta película se ve muy limitada por la pobreza del guión, desde luego, pero aún así sabe hacerse notar por encima de los demás y llena la pantalla con su mera presencia, como suele decirse. Es una lástima que la pongan en papeles protagonistas tan pocas veces. Que yo recuerde, solo la ví en la magnífica película "Tigre y Dragón". Lo siento, no pude ver en su momento "Memorias de una Geisha" (no hubo acuerdo con María :-P ), pero aún la tengo en la lista de "pendientes", porque no pienso perdérmela.

Mélanie Thierry, como Aurora, sin embargo, no me gustó demasiado. En parte no es culpa de ella, sino del guión, porque desgraciadamente me recordaba constantemente a Milla Jovovich haciendo de quinto elemento. Y lo siento pero no. Sin llegar a ser un plagio, la inspiración está muy clara y resulta tan evidente que provoca una desagradable sensación de déjà vu toda la película (solo que sin Bruce Willis, que eso sí que es de agradecer al menos ;-). Así que me temo que me quedo sin saber cómo actúa Mélanie Thierry, porque desde luego no le han dejado ningún margen de maniobra y le han entregado un papel bastante absurdo que le deja a uno un poco ploff.

Gérard Depardieu haciendo de Gorsky, por otro lado, está caracterizado hasta la caricatura (si me permites la cacofonía chorras). Es un papel secundario que no da tampoco mucho margen, pero al menos Depardieu sabe aprovecharlo del mismo modo que Michelle Yeoh (aunque con menos margen para demostrarlo). Y es que los grandes, con muy poco se apañan. ¿Verdad?.

Y lo mismo puede decirse de Charlotte Rampling como la Gran Sacerdotisa, la lider de una iglesia extremista que ha conseguido poco a poco el control absoluto de los USA. Cuando hablé de Hellboy II: El ejército dorado, comentaba que me suelen gustar las mujeres fuertes, y que hasta dolía ver como habían desperdiciado el personaje de la princesa Nuala. Bien, pues el personaje de Gran Sacerdotisa es todo lo contrario, eso hay que reconocerlo. Aquí Charlotte Rampling interpreta a una mujer fuerte y despiadada, a pesar de su aspecto delgaducho y fragil. Excelente personaje y excelente interpretación, sí señor, porque por ejemplo, cuando le dice al padre de Aurora que ella también tiene su corazoncito, consigue dar hasta escalofrios. Y eso que, efectivamente, mientras lo dice pone cara de buenecita.

Observarás que al contrario que otras veces, prácticamente estoy hablando solo de los actores, y muy poco de sus personajes. Y es que intento no meter demasiados spoilers, pero el guión de Éric Besnard es tan escaso que a poco que cuentes, ya lo has contado todo. Básicamente tenemos a Tourop, un mercenario interpretado por Diesel (claro), que recibe el encarguito de escoltar a Aurora y su asistenta (la hermana Rebeka), desde una Rusia destrozada que recuerda a la imagen que tenemos todos de Chechenia, hasta unos USA convertidos en una especie de dictadura controlada por una iglesia extremista. Con mucho gusto te diría para qué quieren a Aurora, pero me temo que ni yo mismo lo se, después de haber visto la película. Y con agujeros en el guión que parecen océanos enteros, al final tampoco sabes muy bien cómo ha terminado todo.

En cuanto al montaje, tiene un ritmo sorprendentemente lento para una película de Diesel, con las escenas de acción justitas, justitas para no aburrir y mantener el interés de sus fans. Y algún que otro efecto especial verdaderamente bueno que nos indica que estamos en un futuro reciente pero no demasiado (como por ejemplo, cuando se ponen a leer un mapa, o los anuncios que llevan impresos los taxis).

Si tuviera que recomendar una peli de Diesel, sin duda me iría a las Crónicas de Riddick (de hecho, una de mis películas favoritas, con cinco estrellas directamente). Y por detrás de ella, tampoco despreciaría Pitch Black. Pero Babylon A.D. me temo que se queda muy por detrás y no puedo recomendarla en absoluto. Pongamos dos estrellas: una se llama Michelle Yeoh, y la otra Charlotte Rampling. Porque me temo que hay muy poco más, en esta película.

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El tren de las 3:10 (ML)

**

(Elegida de mutuo acuerdo)

Últimamente no se ven en el cine muchas películas del oeste. Parece que ese filón se ha agotado ya, aunque no me lo explico, porque con un poquito de imaginación da para mucho y se podrían sacar argumentos de lo más interesante. El oeste americano fue mucho más complicado de lo que parece y se podrian dar muchas vueltas de tuerca a casi todo.

Pero los guionistas de Hollywood están en plena crisis y andan bastante escasitos de ideas, así que ya no sacan más que adaptaciones de superheroes del comic (que tienen su gracia, pero solo hasta cierto punto), y remakes de películas antiguas (que ya empieza a estar uno un poco hasta las narices).

Y esto viene a cuento porque "El tren de las 3:10" es un remake de una película de Glenn Ford, nada más y nada menos que del 57. Bien, la verdad es que no vi la película original, y si la vi, no me acuerdo de ella. Pero ya os podeis imaginar por el tonito con que escribo estas líneas, que la nueva versión no me ha gustado demasiado.

Y eso que los actores no lo hacen mal. En general, todos, más o menos, hacen una actuación bastante decente, y alguno hasta se luce bastante más de lo yo me esperaba.

Russell Crowe haciendo de Ben Wade está un poco en su línea. Hombre, para ser sinceros, uno tiene la sensación de que Russell Crowe hace siempre el mismo papel o muy parecido. Lo hace bien, o por lo menos no chirría (que es lo más importante que uno le pide a un actor), pero tampoco es como para lanzar el sombrero al aire, ni para plantearse darle un oscar, porque a ratos no cuela como tipo duro. ¿Qué quereis?. Hay un momento en que Wade (el pistolero desalmado) le dice a William Evans (el hijo del granjero) que no, que él no es ningún héroe, sino un asesino malo malísimo. Bien, pues ese era un buen momento para que Russel Crowe se luciera. Y no lo hace. Simplemente suelta la frase y no convence ni un poquito. Hasta Kevin Costner lo hizo mucho (pero mucho) mejor, si sabes a qué película me refiero. ;-)

Christian Bale haciendo de Dan Evans, el granjero, es otra cosa muy distinta. Nunca fui un fan de Bale, la verdad, pero en esta película borda el papel. Así, sin darse una pizca de importancia. Su personaje es un campesino aburrido, una persona que ha vivido toda su vida bajo la bota de los terratenientes, en compañía de una esposa que es idiota perdida y un hijo que es como para darle collejas hasta que se ría. Y aún así, el actor consigue transmitirnos sin alardes todo el dolor y toda la decepción que han marcado su vida, desde que fue herido en la guerra dejándole tullido para siempre. Y sin decirlo en ningún momento, logra hacer creíble la sensación de que hay mucho más en su interior, y que tenemos a alguien capaz de enfrentarse a todo y a todos, si así se tercia. Muy, muy bien, la actuación de Christian Bale. Y ésta sí podría ser de oscar.

También está estupendo Peter Fonda, como Byron McElroy. No se por qué, pero este hombre llena la pantalla sin necesidad de hablar. Es una pena que el guion le haya dejado un papel tan chorras, porque de haber tenido la oportunidad de hacer de Dan Evans hubiera sido también una gozada.

Gretchen Mol, como Alice Evans (la esposa del granjero), hace un papel insulso y sin ningún aliciente. Pero no porque la actriz lo haga mal, sino simplemente porque el guión así lo exige. Y es que Gretchen es una mujer completamente odiosa (o al menos a mi me lo pareció) por su incapacidad para empatizar mínimamente con su marido, o incluso con sus hijos. Se trata de una mujer hermosa, pero con el tipo de belleza que a mí, por ejemplo, me deja completamente frio porque cumple todos los cánones, no expresa nada, y casi está cortada a escuadra y cartabón. Supongo que era exactamente lo que buscaba el director de casting, y si es así, desde luego hizo un buen trabajo porque la actriz da el tipo, y hace exactamente la actuación insulsa y falta de empatía que su físico sugiere.

Logan Lerman interpreta a Willian Evans, el hijo del granjero, un chico en plena adolescencia y cargado de hormonas y de rabia contra el mundo. Y especialmente contra su padre. Uno desearía poder darle de collejas, porque tienes la sensación de que Dan Evans es en el fondo un buen hombre atrapado en una familia y en unas circunstancias que no son dignas de él. Pero en fin, la adolescencia es así, todos lo sabemos, y desde luego el actor sabe decírnoslo de forma contundente, así que se puede decir que el chico ha hecho también un buen trabajo.

Ben Foster haciendo de Charlie Prince, el segundo al mando de la banda de Ben Wade, hace un papel vistoso pero más convencional. Supera a Russell Crowe, desde luego, porque da la sensación de ser un verdadero cabrón con muy mala leche (cosa que Crowe no consigue). Pero lo logra a expensas de una actuación un tanto clásica. El truco de no pestañear nunca esta ya un poco visto, pero la verdad es que lo hace bastante bien. Como también la sonrisa forzada que saca en un par de escenas. No ganará un oscar al mejor secundario, no, pero su papel está bien representado y destaca por encima de los demás, (a excepción de Christian Bale, por supuesto).

La fotografía, un poco plana. No destaca ni por los paisajes, ni por el uso de polarizadores para resaltar los colores, ni tampoco por una estética gris y polvorienta al estilo de "Sin perdón". En otras palabras, una fotografía vulgar y sin pretensiones, que cumple su función y punto. Y lo mismo, prácticamente, podría decirse del montaje, que es de lo más normalito que uno se ha echado a la cara últimamente.

Y luego está el guión, claro. Pero es que no tiene ni pies ni cabeza, y a ratos te saca de la película a bofetadas. Lo malo es que no puedo destriparlo como me gustaría, porque de hacerlo te la estropearía por completo si quieres verla. Una pena.

Pero sí te voy a contar un detalle que parece una chorrez pero por la cual a punto estuve de levantarme e irme del cine: A ver, señores. En pleno siglo XIX, en la época previa a la asepsia, y con un balazo en el vientre, me da igual lo bueno que sea el veterinario o lo duro que sea el pistolero. Símplemente está muerto. Y será una muerte dolorosa y lenta. Es así de simple. ¿Vale?. ¿De acuerdo?. ¿Estamos?. Pues eso, que por ahí no paso, connnnio, que eso es una tomadura de pelo. :-(

Y no quiero meter más spoilers, porque quizás tú quieras ver la película y no voy yo a estropeártela. Pero sí quiero dejar constancia de que el comportamiento de Ben Wade, sobre todo al final, no se lo cree ni el guionista. Pero vamos, que no cuela ni con palanqueta.

Por no hablar de lo rarito que resulta que pistoleros con tan buena puntería cuando viene al caso, luego no parezcan darle ni a un elefante a plena vista en medio de una ensalada de tiros. Venga, hombre, seamos un poco coherentes, caramba.

Y en fin, que no, que no me ha gustado. Reconozco que resulta un poco refrescante ver una peli del oeste a estas alturas, y de hecho a María le ha gustado mucho más que a mí (cosa rara, porque ella es la puñetitas y yo el conformista). Pero podían haberse esmerado un poco más. Eso también.

Dos estrellitas y van que chutan, ea.


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